El otro dia me contó un chaval que presenció como en un parque público, una pandilla de niñatos le ató un petardo enorme al lomo de un gato callejero y cuando explotó salieron las tripas volando y los trozos de animal repellados contra el suelo y los bancos.
Y no quiero ni mencionar la colección de salvajadas que les hacían a los perros y gatos del vecindario en mis tiempos mozos. Lo mas suave era echarles gasolina y prenderlos vivos, pasando por los apaleos monumentales o ahorcarlos de un soga lentamente.
¿Que debería hacerse con semejantes monstruos?
Yo descubro a un hijo mio haciendo esas burrada y por mis muertos que le obligo a comerse los restos de la barbarie.