Estimados amigos:
Con posterioridad a la reunión que tuvimos hace unas semanas en Sevilla, tuve oportunidad de comentarle al vendedor del cable que introducía ruído qué era lo que habíamos (o no habíamos oído) todos los asistentes de la mencionada reunión. Él insistió en las "cualidades sónicas" del cable (que os recuerdo era un
Kimber Tonik de 10.000 ptas.) Y dejó la puerta abierta para probar el cable.
Como Juan ha comentado, el pasado sábado fuimos a probar el Kimber Tonik que tan desastrosos resultados había ofrecido, en cuanto a ruído, en la reunión de Sevilla. Bueno... más bien fue él, y yo le acompañé.
Las pruebas no se hicieron con el protocolo de Matrix. Es cierto. Y, desde luego, en ningún momento se ha dicho que se hicieron bajo el telón de Matrix.
Cuando envié el informe de la pasada reunión de Sevilla a otro foro, parece que se levantaron ampollas. Al menos para mí este tipo de pruebas, así como la participación en los foros, o el escuchar música, son simples facetas de una afición. Es decir, diversión.
Al igual que no entiendo cómo hay forofos de equipos de fútbol que se pegan hasta matarse, tampoco comprendo muy bien el mecanismo mental que hace a algunas personas acalorarse tanto con estos asuntos. En fin... deseo que no ocurra lo mismo en este foro. Al comentar Juan o yo mismo lo que escuchamos el sábado lo hacemos simplemente movidos por el ánimo de compartir una experiencia de la que nos hubiese gustado fueseis partícipes directos (como le solicitamos al vendedor para otra ocasión).
Ha de quedar claro que tanto en aquella ocasión como en ésta, no pretendo ofender a nadie.
Dado que varias personas decían -en "el otro" foro- escuchar diferencias entre los cables, (y no tengo a priori por qué dudar de ellas) estaba interesado en saber si yo era capaz de apreciarlas (además del ya mencionado ruído). Desde un punto de vista meramente físico no tenía -ni tengo- claro todavía la explicación por la que un cable pudiese introducir desviaciones en la señal que transporta, particularmente cuando es corto.
Cuando escribí el informe en aquel foro, y si mi memoria no me falla, algunos de los amigos comentaron que las diferencias de la reunión de Sevilla no se apreciaban por falta de acondicionamiento (y probablemente material de más alta gama). Ésto no supuso ninguna sorpresa, porque ya hubo quien vaticinó esta respuesta en la propia reunión.
Os puedo asegurar que no fuimos a la tienda de crédulos. Podeis haceros una idea por un mensaje que el día 22 me envió Juan, en el que me decía:
"(...)Pero sobre todo, quiero que estés tú también
presente, ya que fuiste participe de la prueba, y entre los dos podemos
reirnos más de lo que nos cuente".
En la tienda (Sound Sevilla; no creo que nadie se sienta ofendido al
mencionarla) Pedro nos recibió cordialmente, como siempre. Pasamos a una pequeña habitación con algún acondicionamiento, que más tarde describiré.
El sistema que montó se componía de:
Columnas Dynaudio Contour 2.0 MKII
Unison Research Unico
Reproductor de CDs Shanling CDT100 (siempre se usó su salida de válvulas)
Cables de altavoz Deskadel oro y plata
Terminaciones WBT
Cable de red Kimber Kable PK14
Balda Zoethecus
(Por cierto, esá por ver que los cables de red o las baldas afecten al sonido; soy escéptico al respecto, pero los he introducido por completar).
El amplificador estaba en la balda, que era muy bajita, situándose casi a
ras del suelo. El reproductor de CD estaba apoyado sobre el amplificador.
Pedro nos dijo que no era lo más idóneo, y que los grandes transformadores podrían afectar al amplificador.
En esta configuración se fueron probando sucesivamente los mismos cables de interconexión, una y otra vez, con el mismo volumen del amplificador (posición "4"). Los mencionados cables, que llevó Juan, fueron:
Kimber Tonik
Cable rojo-negro convencional
Cable casero de Juan, apantallado
Los cambios se hicieron durante unas dos horas, de modo que las válvulas ya estaban calientes. Además, se hacían cuando queríamos, y todas las veces que quisimos. A veces esperábamos a oír un tema completo, y otras 10 segundos de algún pasaje. Los cambios eran muy rápidos (a lo sumo un minuto y en algún caso dos, diría yo).
El disco que se probó en un principio fue el que Juan ya tenía previsto, por
conocerlo bien, y ser donde él había apreciado ruído: Enya, ¿Watermark?,
original (no copia).
Había dos asientos. Uno, en el "punto dulce", y otro, situado junto a él, no
tan dulce
Juan y yo intercambiamos los sitios varias veces, aunque
inicialmente yo me senté en la posición menos favorable.
En esta posición, con el Kimber Tonik se escuchaban unos graves que no
estaban tam presentes ni con el cable de Juan ni con el rojo-negro. Aunque alguien podría aludir a la carencia de memoria auditiva, en el sitio "menos agraciado" con el Kimber Tonik vibraba la hoja de papel en la que anotaba las pruebas, y con los otros dos cables, no. También vibraban los pantalones. Esa vibración puede gustar más o menos, pero no es de lo que se trata aquí: con unos cables no se apreciaban, y con otros, sí. No sólo se oían, sino que se sentían. Recordar la vibracíón ya no es cuestión de la memoria auditiva. Estamos hablando de los mismos segundos del mismo tema; entre una escucha y otra pasarían uno o dos minutos, no más. Y, como decía antes, probamos y reprobamos. Juan en un momento me comentó que le parecía que el volumen del amplificador era distinto, así que se acercó al mismo y lo ajustó él mismo. Él "toqueteo" los cables; no sólo lo hizo Pedro. Yo me limité a mirar (el suelo está muy bajo como para agacharse
)
Cambiandome a la posición óptima, las vibraciones no se notaban, pero por el contrario se percibía el efecto estereofónico, y algunas otras sutilezas. Por ejemplo, en el mismo tema de Enya había una percusión seca que sonaba cada varios segundos, un "tac", que con el Kimber se escuchaba (es decir, se hacía evidente), y, con los otros desaparecía (se diluía) en el fondo musical. No era tan evidente. En resumen en cuestión de graves, el mejor cable cable era el Kimber, seguido de el rojo-negro y, en último lugar (lo siento, Juan), el casero.
Esta prueba no invalida la referente al ruído que hicimos, aunque entonces la ganancia se puso a tope, y aquí estábamos usando unos niveles normales. Yo no aprecié ruído. Sin embargo, si se acercaba la orega al altavoz y se subía el volumen al máximo, dejando apagado el lector de CD, se podía apreciar algo. Yo no lo hice, pero Pedro y Juan sí. Desde mi sitio, a escasa distancia de los altavoces, no notaba el ruído. Para mí es suficiente, y creo que todas formas, es un extremo que bien se puede pagar a cambio de los beneficios que ofrecía el cable.
Os he hablado hasta ahora de graves, pero en agudos y medios también había diferencias. A mí, de todas formas, las que me parecieron más sorprendentes fueron las de los graves. Otra diferencia era en un cello electrónico que sólo se percibía bien con el Kimber. Amén del "ambiente", pero eso es más subjetivo.
Posteriormente cambiamos de sitio otras veces, y los resultados fueron
idénticos. No eran pruebas ciegas, pero como si lo fueran, porque, creedme, no había prejuicios a cerca de que un cable sonaría mejor que otro (en todo caso, escepticismo).
Posteriormente nos pusieron otro cable de gama superior, Kimber Select (unas 250.000 ptas). A mi juicio las diferencias no eran tan acusadas como entre el Kimber Tonik y los otros, pero existían; al menos no eran tan evidentes en el disco de Enya. Se nos decía que era cuestión de educación de oído. Así que le pedimos Pedro que nos pusiera un disco y un tema en el que la diferencia fuese notable.
Nos puso un CD de Helen Merrill, "You and the night and the music". Era un disco de Jazz. No sé qué tema era el que se reprodujo (en varias ocasiones, de nuevo, y tantas veces como quisimos), pero se trataba de una señora cantando con un pianista. Con el Kimber Select se apreciaba que la cantante estaba en alguna sala grande, con reverberación. Con el Kimber Tonik ese eco desaparecía. Simplemente, no estaba (o al menos yo no lo notaba). Al comeinzo del tema, y durante su transcurso, con el Kimber Tonik se escuchaba algún carraspeo del pianista. Pero con el Kimber Select el carraspeo se convertía en tarareo, y se le escuchaba respirar (¿suspirar?). Tanto que, para mi gusto, resultaba molesto (¿no se daba cuenta de que estaban grabando un disco?). También se escuchaba el piano... no sé cómo decirlo... tal vez más "real", mostrando algunos defectos al tocarlo (yo lo percibía como defectos, aunque disto muchísimo de ser un especialista), que contribuían a que con el carísimo Kimber Select la pieza me gustase menos. Pero era evidente que se trataba de información que estaba registrada en el disco y que el Kimber Tonik, de alguna manera, enmascaraba.
Después de todo ésto, Pedro nos decía que la habitación no estaba
especialmente acondicionada. Sin embargo, había al menos tres absorventes "de pie" de unos 50 cm de lado y 1 metro de alto, aproximadamente; dos se situaban a cada lado de la habitación, y el tercero, detrás de la silla del "punto dulce", entre ésta y la pared. La silla estaba pegada a este último absorvente, y el mismo, a la pared (la habitación era muy pequeña, tal vez de unos 9 ó 10 metros cuadrados, aunque no tengo buen ojo para calcular las distancias y superficies). en la pared de enfrente, detrás de la electrónica. había un panel difusor de madera. Por cierto, estaba en una vivienda convencional de un bloque de pisos ordinario. También había absorventes en forma de almohadilla en las esquinas del techo de la habitación, así como a mitad de las paredes. Encima de cada altavoz había un par de piezas metálicas un poco
pesadas de forma casi cónica, de unso 4 cm en la base. También había unas piececitas de madera con tres discos negros cada una, dispuestos en forma ertical, y que estaban en el suelo. Por último, en las paredes había unos iscos del tipo Shun Mook, Mpingo o similar. Por último, en el suelo había una gran alfombra de algún material parecido al esparto.
Para ver el efecto de la habitación puse el único disco que yo llevaba:
barridos de frecuencia generados con el programa que está en la página del foro. Partían de 20 Hz, y son los mismo que he empleado en mi casa. Tanto en mi domicilio como en la tienda hay picos y valles de sonido (no empleábamos sonómetro). En mi casa son un poco más acentuados, pero sólo eso. En ambos sitios existen los picos y valles, por lo que el acondicinamiento, al menos a bajas frecuencias, no era bueno (o más bien no existía). Por cierto, que las bajas frecuencias se escuchaban con el equipo, mientras que en mi casa no suena absolutamente nada cerca de 20 Hz. No sé si eran notas. Simplemente se escuchaba un zumbido, como un "rrrrrrr". Ello pese a que la sala era, como digo, pequeña (otro tema del que se ha debatido en el foro). A altas frecuencias se producía el mismo efecto que en mi casa: unas veces parecía escuchar por un oído, y otras por el opuesto.
La conclusión que saqué, estimados amigos, y por lo que estuvimos comentando Juan también, es que EN AQUELLAS CIRCUNSTANCIAS podía apreciar diferencias entre los cables de interconexión además de la del ruído. Por tanto, la máxima de que el cable nunca afecta no es cierta. Al menos en ese caso los cables de interconexión usados afectaban de diferente manera al sonido.
Un saludo a todos, y haya paz.