Publicado: Vie 09 Dic 2005 , 13:43
Qué dificil nos resulta estar a gusto con nosotros mismos... y, sobre todo, con nuestros errores.
Me temo que en esta nuestra afición existe, en ocasiones, un síndrome que también aparece en la utilización de otros artículos de consumo cuya compra no exige una especial dedicación o afición, ya que basta con la necesidad.
El coche, la segunda compra en importancia (valor o coste) en la sociedad occidental actual, es un buen ejemplo.
¿Cuántos de nosotros tenemos amigos o conocidos que sólo son capaces de "confesar" en sus círculos más íntimos que han errado con la elección del coche que se han comprado? Muchos, aunque su nuevo coche sea una fuente inagotable de problemas, lo defenderan (y más aun si es una marca de prestigio) buscando las excusas más peregrinas.
Tal vez sea este síndrome el que hace del pitufo un defensor recalcitránte, irracional e irredento, de las diferencias esotéricas; y todo por no reconocer que podía haberse gastado menos para escuchar con la misma calidad, reconociendo así algun tipo de error en su compra.
Como decía una amiga mía, diseñadora gráfica y apasionada de la decoración y los diseños bonitos: "al final, como todo suena igual, me tendrás que dar la razón: la mejor compra B&O... porque no me dirás que este que tengo no es diferente, ¿no?"
Saludos muy cordiales
Me temo que en esta nuestra afición existe, en ocasiones, un síndrome que también aparece en la utilización de otros artículos de consumo cuya compra no exige una especial dedicación o afición, ya que basta con la necesidad.
El coche, la segunda compra en importancia (valor o coste) en la sociedad occidental actual, es un buen ejemplo.
¿Cuántos de nosotros tenemos amigos o conocidos que sólo son capaces de "confesar" en sus círculos más íntimos que han errado con la elección del coche que se han comprado? Muchos, aunque su nuevo coche sea una fuente inagotable de problemas, lo defenderan (y más aun si es una marca de prestigio) buscando las excusas más peregrinas.
Tal vez sea este síndrome el que hace del pitufo un defensor recalcitránte, irracional e irredento, de las diferencias esotéricas; y todo por no reconocer que podía haberse gastado menos para escuchar con la misma calidad, reconociendo así algun tipo de error en su compra.
Como decía una amiga mía, diseñadora gráfica y apasionada de la decoración y los diseños bonitos: "al final, como todo suena igual, me tendrás que dar la razón: la mejor compra B&O... porque no me dirás que este que tengo no es diferente, ¿no?"
Saludos muy cordiales