
(autor de la imagen: Esrever)
En el año 1913, Marcel Duchamp coloca una rueda de bicicleta sobre un taburete y realiza su primer
Ready-made.
Se produce con estas obras un auténtico punto de inflexión, un golpe de mano en el que a la vez que se cuestiona la propia esencia y condición de lo que hasta entonces se venía considerando como arte, se sientan las bases de un nuevo entendimiento que desplaza el centro de gravedad del hecho artístico hasta el espectador. Es ahora en los ojos de este espectador en donde reside la obra de arte y no tanto en el objeto.
El arte se propone como una cuestión de definición, no de esencia. Irónicamente, será arte lo que se coloque sobre el pedestal para ser entendido así.
Vamos, esta concepción, muy asumida y que ya se expresa en manuales y publicaciones de todo tipo (véase M. Schneckenburger en Taschen), lo que viene a poner de manifiesto es que, desde principio del siglo pasado estas discusiones sobre lo que a uno le parece arte o no, están superadas. Simplemente es arte lo que se declara como tal. La responsabilidad pasa al espectador.
Esto no quita para que las actuaciones o acciones artísticas sean más o menos relevantes. esa discusión es otra.
Saludos