INTRODUCCIÓN

Desde el punto de vista de un humano, el sonido es una sensación que capta un órgano e interpreta el cerebro. Según la física, es la vibración de un cuerpo, que, al empujar las moléculas adyacentes, se transmite por el aire (o por otro fluido) y que, por tener un determinado margen de frecuencias, es capaz de excitar cualquier órgano o instrumento adecuado.
Para saber más: http://www.xtec.es/centres/a8019411/caixa/ondas.htm#harmonics

Los estudios y la mejora de la instrumentación han profundizado en el conocimiento de la naturaleza del sonido y en su medición. Hoy no nos conformamos con definir al sonido con sus tres características:

1.- Amplitud.
2.- Tono o frecuencia fundamental.
3.- Timbre, o estructura de armónicos.

Para crear sensación sonora, el cerebro sólo utiliza el movimiento de la membrana del tímpano y su posterior traducción en impulsos bioeléctricos, sin importar todavía si eso es la música o el ruido de un tranvía; estamos ante algo muy parecido a un micrófono. Otra cosa es el sentimiento que provoque, que puede incluso provocarse en ausencia de sonido (en sueños, o algunas personas con la lectura de una partitura). El sentimiento está condicionado por múltiples factores emocionales y nuestro lenguaje lo expresa de manera muy variada. Las expresiones del sentimiento no tienen traslación a las cualidades o defectos de los aparatos de reproducción del sonido

Como los sistemas de grabación y reproducción del sonido no son perfectos, los aficionados a la alta fidelidad usan, con más frecuencia que en las audiciones en directo, multitud de términos para describir las cualidades o defectos de su apreciación subjetiva.

Escuchando detenidamente...

Contestemos primero a una pregunta:
¿Son nuestros oídos más precisos que el conjunto de las instrumentaciones científicas? ... NO

Desde el principio de los tiempos los hombres han utilizado instrumentos, precisamente para mejorar su capacidad de medida y observación (vara de medida, balanzas, microscopios o telescopios……). Lo que es portentoso e imposible de igualar es el cerebro, pero eso es otra cosa. El oído humano (o de determinados animales) en su conjunto es un instrumento eficaz, pero limitado. Hay diversas instrumentaciones que, en lo suyo, cada una supera en decenas de veces las diversas capacidades de nuestro oído. Extensión de frecuencias, presión sonora, desplazamientos de fase….. De hecho, hay instrumentos para discernir entre matices de señales cientos de veces más complejas y más difíciles de transmitir que la señal de audio.

Si eso ocurre con las mediciones en el campo de la acústica, con mucha mayor precisión se controlan las señales eléctricas, analógicas o digitales, que se manejan en nuestros cables, lectores y amplificadores.

Cuestión diferente es que el cerebro complemente las capacidades del oído con algunas ventajas, como la capacidad de concentrarse en determinados sonidos a pesar de haber otros de mayor nivel, por ejemplo las conversaciones en discotecas o Pub´s. Es capaz de desconectar de sonidos repetitivos o ruido complejo como las olas del mar y no considerarlos en el cerebro centrándose en otros sonidos. En mi opinión en los sonidos grabados perdemos parte de esa capacidad, porque el cerebro no tiene las referencias visuales de la audición en directo.

El oído en conjunto con el cerebro es capaz de captar el sonido en tres dimensiones y centrarse en el sonido de una procedencia concreta en el espacio, gracias a los rebotes en los lóbulos de la oreja y a las diferencias de fase con que llega cada señal al cerebro.

Hay primero que establecer una premisa: Para que una diferencia se detecte tiene que EXISTIR, ¿en esto estaremos de acuerdo, no?.

Y para que se DETECTE debe además estar dentro del umbral de sensibilidad del instrumento de detección (en nuestro caso, un instrumento de medida, o el oído humano). Y no parece discutible que ese umbral de detección es mucho más preciso en la instrumentación que en nuestras orejas.

Podemos ahora contestar la pregunta original: ¿Tienen los múltiples conceptos que utilizamos (pegada, suavidad, brillantez, escena, claridad……) una traducción en parámetros conocidos y medibles?. ¿Cuáles no?. Vamos a verlos:

No se ha tratado de definir esos conceptos, sino que he recogido de aquí y de allá notas que se basan en lo que la experimentación ha ido corroborando respecto a los efectos producidos por variaciones en los parámetros del sonido y sus distorsiones conocidas.
Anticipamos que la mayoría de dichos conceptos tienen que ver con la respuesta en frecuencia.

 

CONCEPTOS

 

 

CONCLUSIONES

Podía haber elegido no ponerlos por orden alfabético sino por parejas contrapuestas: áspero-suave; transparente-opaco, etc (como hace Linkwiz).

Pudiera ser también útil reordenar los anteriores conceptos desde el punto de vista de las consecuencias de cada una de las distorsiones conocidas.

Todas estas equivalencias son una aproximación, hay cientos de sinónimos y cualquiera puede discrepar y mejorarlas. Lo que quiero indicar es que si alguien aprecia esas cualidades o defectos, que no se preocupe, porque pueden ser ratificadas por la medición de una buena instrumentación.

Naturalmente que hay otros adjetivos con una mayor carga de subjetividad aún, como por ejemplo: “este amplificador me emociona y aquel no”. No se puede medir (a lo mejor se llegan a perfeccionar tanto en el futuro los encefalogramas que sí). Incluso, en este caso, sería difícil distinguir si el efecto emocional es producto del sonido o de otras influencias psíquicas y ambientales. Los que argumenten diferencias inmedibles, tienen una solución para convertirlas en una evidencia científica, ¿Cómo?: IDENTIFICANDO REPETIDAMENTE UNO U OTRO SIN SABER CUAL SUENA. Convirtiendo los demás elementos en factores constantes (ambiente, niveles, etc), la observación y comparación repetida es la base de la experimentación.