REUNIÓN EN SEVILLA

El pasado domingo 7 de marzo nos reunimos en Sevilla un total de 12 amigos procedentes de los foros Amigos Hi-Fi, Simple Hi-Fi y Matrix Hi-Fi. La intención era, primordialmente, poner cara a las palabras escritas que estábamos cruzando en los distintos foros. Además, claro está, se intentaría hacer alguna audición o prueba si el material que se aportaba lo permitía, salvando las limitaciones que imponía el local donde nos reunimos y que amablemente puso a nuestra disposición un miembro del foro.

 

Como reporte y resumen del evento transcribimos un extrracto del texto que meticulosamente redactó uno de los asistentes, con ligeras modificaciones añadidas después de ver y leer lo comentado en los foros sobre la reunión. Es éste:


Como probablemente sepáis, ayer domingo tuvimos una entrañable reunión 12 amigos que sólo nos conocíamos "por lo escrito" en Sevilla. El tema del día, los equipos de alta fidelidad. Esto, junto a algunas cervezas, unos serranitos y un café, hicieron que pasáramos un gran día, en el que ojalá el resto de amigos del foro hubierais podido estar.

Estuve anotando cada una de las pruebas, y los asistentes pueden corroborar lo que se hizo, cómo se hizo y los resultados a los que se llegaron.

Advierto que las conclusiones que más abajo se sacan tal vez pudieran (aunque no debieran) herir la sensibilidad de algunos. En ningún momento esa fue la intención. Y si uno de los miembros que llevó los equipos más caros no se sintió ofendido (uno de ellos comprado el día anterior), nadie en este foro debería molestarse.

Por otra parte, a nivel personal, por mucho que he leído pruebas hechas no ha sido hasta que las he tenido "delante de mis narices", corroboradas por otras 11 personas más, que he dejado de dar crédito a ciertas suposiciones, que circulan por el mundillo este en el que nos movemos y en las cuales, quien más y quien menos, ha creído. También soy consciente de que para muchos éste será uno más de esos correos en los que se dicen cosas que contradicen lo que las revistas y otros amigos nos cuentan. Dadas las circunstancias, al menos para mí, ha sido necesario "meter la mano en el costado y los dedos en las llagas" para creer. Y por tanto comprendo perfectamente que otros amigos necesiten hacer lo mismo para hacerlo.

Bueno, pues tras todo este largo preámbulo, las pruebas:

 


0.- Elementos comunes a todas las pruebas

Altavoces Infinity 41 Reference MKII sobre pies.
Sala vacía con muchísimo eco, irregular, con puertas de cristal, y con una columna en medio.
Volumen: suficientemente alto como para tener que gritarle al que estaba al lado o detrás para decirle algo.
Alfombra.
4 Paneles de fibra de vidrio con forros "made in JL’s suegra".
Sillas de plástico de terraza.
12 personas siempre presentes en la sala, que contribuíamos a disminuir el eco.
Regleta de alimentación: de la serie barata de Carrefour.

1.- Prueba de cables

Comparación de 5 cables de interconexión de equipos, conectados entre un lector de CD y un amplificador:

- Kimber Tonic (60€): Es un cable trenzado. El peor de todos: al subir el volumen al máximo se escucha un ruido bastante molesto. No se trata de un siseo de fondo, sino de algo así a lo que se escucha en un TV mal sintonizado, con "nieve", a nivel de audición normal. Además, hay un zumbido (presumiblemente interferencias de la red eléctrica). Al tocar el cable (no los conectores, sino el cable), se "capta" el "aura" del tocante, como jocosamente se dijo. Es decir, el molesto ruido, cambia. Son claras interferencias, ¡sólo al tocarlo!

- Cable casero de J.: el ruido no desaparece, pero disminuye muchísimo.

- Cable rojo-negro de los que regalan con cualquier reproductor de CD "barato" de Technics, Sony... mucho menos zumbido aún

- Cable Tasker C/260: Mejora al anterior. Es un cable de micrófono apantallado.

- Cable casero marca "D", modelo gris. Es el mejor de todos. Mejor aún que el Tasker. Al tocarse no suena absolutamente nada. Este cable tiene los conectores soldados (no a presión). El precio de los componentes ronda los 9 €. Además tiene una "pinta" tremenda. Parece de esos carísimos que se ven en las revistas.


Todo lo anterior ha sido corroborado por la totalidad de los asistentes, 12, sin trampa ni cartón. No cabían dudas. Las opiniones eran unánimes.


Conclusión:

Los cables afectan en cuanto a ruido e interferencias, al menos a volúmenes elevados. No medimos la "apertura" que puede proporcionar, ni si actúan como filtros... El cable de marca caro resultó el peor de todos.

En esta prueba no se trataba de demostrar qué cable ofrecía un mejor sonido en el equipo, simplemente se trataba de averiguar qué cable era más inmune a las interferencias externas. Para ello se usó la mesa de mezclas, conectando los cables de la salida de un reproductor de CD (que no reproducía nada, estaba parado) a una entrada “phono” de la mesa de mezclas. Con el volumen del amplificador alto se observó como cada cable recogía y dejaba pasar más o menos interferencias y, por ende, más o menos ruidos, que salían por los altavoces tras ser amplificado.

Es obvio que se estaba haciendo una conexión inadecuada, que es conectar una salida de línea a una entrada de phono, pero para averiguar esto es la más adecuada, por ser la que normalmente admite menos señal y la que más se amplifica.




2.- Prueba de comparación SACD vs. grabación en CD desde un vinilo


La situación es la siguiente: de un mismo original se han comercializado versiones en SACD y en vinilo. No teníamos plato, pero sí una copia en CD de la grabación del vinilo, estando el vinilo reproducido con un muy buen plato y cápsula. El SACD sí que lo teníamos.

El SACD se reproducía en un Denon DVD 2900, recién compradito (el día anterior), de unos 1.200 €, y el CD “vinilizado” en un Sony CDPN21 (unos 180 €).


Apreciamos diferencias. En el CD, extraído a partir del giradiscos, se escuchaba un siseo de fondo. El dueño del giradiscos nos decía que ese siseo era inevitable. Por otra parte, parecía que la mezcla del SACD y del vinilo era distinta. Ni mejor ni peor, sólo distintas. El ingeniero de sonido había hecho un trabajo distinto para el SACD y para el vinilo.

No tengo más conclusiones anotadas de esto, pero animo a los amigos que estuvieron allí a que aporten más datos que recuerden. Disculpad mi falta de anotaciones en esta prueba.




3.- Prueba de diferencias entre original y copia de un mismo CD


Usamos entre otras las siguientes grabaciones:

Mike Oldfield: "Tubular Bells II"
Patricia Barber: "Modern Cool"

De ambos teníamos original y copia. Es más, del Tubular Bells II la copia no procedía del original que allí teníamos, sino de otro original distinto.

Sincronizamos los dos reproductores de CD (el DVD Denon 2900 y el CD Sony CDPN21). En el Sony usábamos el disco copiado, y en el DVD el original. Los cables eran también distintos (el cable supuestamente "malo" se conectaba al Sony, y el supuestamente "bueno" al Denon). Ambos lectores atacaron a dos de las entradas de un amplificador a válvulas Ars Sonum Filarmonía. Se reguló el volumen de las fuentes para que atacaran de igual manera al amplificador.

Se usaban dos de sus entradas. El conmutador que tiene el Ars Sonum para elegir sus entradas no se escucha absolutamente nada, al seleccionar una u otra entrada.

Dos de los asistentes hicimos múltiples conmutaciones, tocando simultáneamente y totalmente "en fase", es decir, sincronizados, disco original y copia. Nadie percibía ningún cambio. Preguntábamos ¿has cambiado ya?. Cuando digo ningún cambio, me refiero a ningún cambio. Nada de nada. Ni lo más ligero.

Yo mismo me ofrecí a hacer estas conmutaciones (es de alabar la suavidad del Ars Sonum al conmutar; no se apreciaba ningún clic ni nada parecido). Las pruebas a ciegas (me ponía delante del amplificador y le daba a la ruedecilla de conmutar) no las notaba nadie. Por último probé a levantar el brazo cada vez que conmutaba, para que los oyentes fueran conscientes de qué estaban escuchando cada vez. Pero ni por esas.

Conclusiones:

Por unanimidad, en las condiciones en que estábamos, coincidimos en que

- Disco original y copia suenan exactamente igual (ni siquiera un pequeño o leve matiz)
- Las fuentes usadas (es decir, los reproductores) suenan igual, y los cables que usamos, pese a ser distintos, también
- El Ars Sonum tiene un conmutador excelente para hacer este tipo de pruebas


4.- Prueba de diferencias entre amplificador a válvulas y transistores


Se usó como fuente el reproductor multiformato Denon. La prueba se hizo con un solo canal de los dos, gracias a que el lector Denon tenía doble salida. De él partían sendos cables de interconexión (para un solo canal, izquierdo por ejemplo) iguales, que iban a parar a una de las entradas de alguno de los dos amplificadores de que disponíamos, el Ars Sonum Filarmonía de válvulas (1.500 €) y el Harman Kardon HK670 (450 €). Cada uno de los amplificadores se conectó a una caja, con el mismo tipo de cable. La otra salida de cada amplificador se dejó en abierto, sin ningún altavoz conectado. Las cajas se aproximaron a unos 5 cm la una de la otra, de modo que la sala colorease de la misma forma el sonido de ambas.

Se pasaba de la escucha por uno de los altavoces (es decir, por uno de los amplificadores) a la escucha por el otro. Se tuvo cuidado de que el volumen fuese el mismo, suficientemente alto como para tener que elevar la voz si querías hacer algún comentario.

En un disco con guitarra flamenca no encontramos diferencias entre uno y otro amplificador.

En otro disco con una señora cantando (Norah Jones o algo así), con un piano de fondo, había una sutil diferencia entre uno y otro. La diferencia era muy, pero que muy pequeña. Y era cuestión de gustos preferir un sonido u otro. De todas formas tened en cuenta que éramos 11 personas "a la caza" de la diferencia (la persona nº 12 estaba conmutando, cerca de los altavoces, y su impresión "no cuenta").

Probamos discos con percusión. Ahí sí se notaba la diferencia. No era una diferencia escandalosa, como la que puede haber al escuchar dos columnas distintas, pero sí que había diferencia. La percusión (o, si preferís, los bajos), del amplificador a válvulas era más suave. En el amplificador a transistores había más pegada. La percusión estaba más presente, y era, tal vez, más seca. En mi opinión -y ahora hablo a nivel particular- el sonido procedente del amplificador a válvulas era como si tuviese una almohada delante, en lo que respecta a los bajos. Sobre todo en un disco que pusimos de Loreena McKennitt, "The Mask & The Mirror".

En el primer tema de este disco, hay una percusión, útil para analizar los bajos, una voz femenina, útil para los medios, y unos pequeños platillitos de esos "de dedo", de los que hacen "chin-chin", para analizar los agudos. En la reproducción de los platillitos ninguno de los presentes notó diferencia alguna, y eso que en cierto momento pedimos concentrar nuestros oídos plenamente en ellos.

En la voz de Loreena sí hubo quien notó diferencias, aunque para otros eran imperceptibles. De nuevo, las diferencias en la voz no eran ni para bien ni para mal. Eran simples y leves diferencias, que, de no haber estado a su caza, hubiesen pasado desapercibidas.

Conclusiones:

Las diferencias entre al amplificador de válvulas y el de transistores fueron, a nuestro juicio:

* Agudos: ninguna diferencia.

* Medios (voz): alguna levísima diferencia, pero sin decantar la balanza del "mejor sonido" hacia un lado o hacia otro. Era cuestión de gustos. Había quien prefería la voz del amplificador a válvulas, tras esforzarse.

* Graves: Las diferencias eran más patentes: en el amplificador a transistores la percusión es más seca, suena más, es más patente. En el de válvulas la percusión es más suave, como si estuviese amortiguada, no sólo en volumen, sino en capacidad de responder rápidamente y dejar de hacerlo. El amplificador a válvulas no dada un golpe seco, corto, sino que parece como si le costase trabajo (metafóricamente hablando) empezar a dar el golpe, y luego, de nuevo, le costase trabajo dejar de darlo. De ahí el término suavidad. Si tuviésemos que representar gráficamente el sonido frente al tiempo, en una percusión, en el amplificador a transistores veríamos picos altos con una gran pendiente (como el pico de una montaña), mientras que en el amplificador a válvulas veríamos (¿oiríamos?) una pendiente menos empinada, más suave (como una montaña que ha sido erosionada por el paso de los años). Tal vez algún otro de los asistentes pueda describir con más precisión las diferencias (os invito a hacerlo).


5.- Prueba de oídos


Sí, habéis leído bien: prueba de nuestros oídos. ¿Éramos sensibles a los matices y armónicos que deben darle vida a la música, y en los que los tweeters cobran gran importancia? En la misma configuración anterior, con las dos cajas muy cercanas, Juan tuvo la valentía de desmontar el tweeter de una de sus Infinity. A ver si escuchábamos o no diferencias.

Desmontando el tweeter



Pues sí. Había una gran diferencia entre la caja con tweeter y la que no tenía tweeter (os recuerdo que hacíamos que sonara una y otra). Y el tweeter hacía el cometido para el que se supone está pensado.

Conclusión:

No estábamos sordos del todo (bueno... había uno resfriado y decía oír mal, pero compartía con nosotros todas estas conclusiones).


6.- Prueba de influencia de la sala

Esta prueba es sencilla y reproducible por todos en casa muy fácilmente. Se usó un CD que contenía una señal sinusoidal de amplitud constante y cuya frecuencia iba subiendo. Situado el oyente en un mismo punto durante todo el tiempo que sonaba esta pista, podía apreciarse enormemente cómo en ciertos momentos la señal se escuchaba muy flojita, y en otras, muy fuerte.


El barrido de frecuencias era lento, de modo que otra posibilidad era pasearse por la sala, y observar cómo cambiaba el volumen de un sitio a otro para frecuencias similares.

Conclusión:

La sala afecta un montón al sonido (cosa que ya sabíamos, pero que experimentamos en nuestras carnes).


REFLEXIONES FINALES

No quiero decir con todo lo anterior que con ayuda de un osciloscopio o un analizador de espectro adecuados no se puedan medir diferencias cuando nosotros no las hemos escuchado. Ni que con otros discos o fuentes pueda haberlas. O que otras personas con mejor oído las noten. O que si tuviésemos unos altavoces mejores habría diferencias. O que en otras salas las hubiese. O que con otras pruebas distintas se apreciasen (pruebas para apreciar la sensación de profundidad, amplitud de escena sonora, etc.). Sólo digo que en las circunstancias en las que estábamos, y con las pruebas que hicimos, ninguno de los 12 éramos capaces de distinguir absolutamente ninguna diferencia donde se ha dicho. Absolutamente ninguna.

Evidentemente, esto es una experiencia que ha de vivirse personalmente. Comprendo que pueda haber escépticos. Si yo hubiese leído este correo el sábado hubiese sido uno de ellos.

Y es lógico que sea así porque si, por poner un ejemplo, desde pequeñitos nos vienen diciendo que 2+2=4, y en todos sitios dicen 2+2=4, y seguimos leyendo revistas y opiniones en los foros donde siempre se dice 2+2=4, y vamos a tiendas y nos lo corroboran, ¿cómo puede venir alguien a decirnos que 2+2=5? ¿Lo creeríamos? Yo no, aunque personalmente, he respetado todas las opiniones que se han vertido en el foro. He procurado no ser categórico, (aunque eso sí, he tratado de comprender las especificaciones técnicas, y la física que subyace en la acústica). Pero la experiencia de ayer fue, a nivel personal, tremenda. ¡Qué pena que no estuvieseis aquí!

Esta experiencia no es extrapolable a otras. Pero me da pie, al menos, a dar crédito a las conclusiones a las que hayan podido sacarse en otras ocasiones.

[...]

Un cordial saludo,

M.M."


Bien, realmente, poco se ha añadido y poco se puede añadir a este estupendo informe. Desde Matrix Hi-Fi (aún cuando no fuimos quienes organizamos el evento), queremos dar las gracias a todos los amigos que asistieron, haciendo especial mención a nuestro amigo encargado de organizarlo y aportar el local y, por supuesto, a M. M. por transcribir todo lo que allí ocurrió.