EL SONIDO RVG.

"¿La receta del sonido Rudy Van Gelder? Es fácil. Toma tres o cuatro microfonos alemanes de los caros con marcado brillo en agudos, ponlos bien cerca de los instrumentos, añade algo de distorsión extra conectando un previo de micro barato sometido a saturación a una consola de radio sobrante del Ejército, pon algo de reverb plana cutre. E inmediatamente (y por no buenos motivos), copia el master en una grabadora de cinta Magnatone a +6 [dB], comprimiendo la mierda resultante mientras añades 5 dB a 5000 ciclos a todo. Eso es el sonido Rudy Van Gelder para mi".

Esto dijo Steve Hoffman, antes de darse cuenta de que hubiera sido mejor quedarse callado, del más famoso ingeniero de sonido de la historía del Jazz. El único técnico que compite en popularidad en el mundillo jazzístico con los propios músicos. El Ingeniero de Sonido de Coltrane. Así, con Mayúsculas.

Realmente, el sonido RVG no es precisamente una maravilla desde un punto de vista audiófilo. De hecho está muy lejos de ser consistente de unas grabaciones a otras. No hay más que escuchar como grababa el sonido del piano, ese instrumento del demonio para ser capturado. Ni se oye limpio ni tiene "presencia nítida" y habitualmente aparece con excesiva distorsión en la grabación. Incluso no es raro que el piano esté un poco más que desafinado (esto último no es culpa suya, o al menos no completamente suya). Y en cuanto a la "presencia" en la grabación, parece que no encontró una técnica de ubicación de micrófonos que produjera un buen sonido de piano: ni lejos ni cerca, ni es sonido reberverante ni es sonido directo. Está en un punto intermedio que en este caso no se puede considerar virtud. Reveladora de algunos de los defectos que se comentan es una escucha comparativa entre el sonido de los discos Prestige del Miles Davis Quintet, grabados en otoño de 1956, y la grabación de Art Pepper con la sección rítmica del grupo de Davis en Enero de 1957 para Contemporary Records. Un mismo pianista y dos sonidos de piano técnicamente muy distintos.

También es típica de Van Gelder su tendencia a dejarse sorprender por el ímpetu de los baterias. Elvin Jones, un bateria habitualmente potente, es un ejemplo claro, o también lo pueden ser los típicos "drum-rolls" de Art Blakey en sus discos con los Jazz Messengers. Las grabaciones de batería de Van Gelder son un cántico a la saturación en cuanto la música se muestra energética, algo habitual en el estilo hard-bop que fue el que más grabó.

En cuanto a los instrumentos de viento, les ocurre algo muy similar a lo que se percibe con las baterías. Los graba con el micrófono demasiado cerca para el ajuste de ganancia que maneja, y a veces le da problemas de saturación. El propio movimento de vaiven del instrumentista sobre el microfono en algunas grabaciones se nota para mal: a ratos satura a otros ratos no y el problema resulta molesto porque no es solo cuestión del nivel sonoro emitido. Sobre todo es perceptible en algunos discos de los años 55-57 cuando el saxofonista casi "mete" el micrófono en el pabellon. En las grabaciones de los años 60 este problema parece controlarlo mejor. Una posible comparación sonora podría darse entre los Blue Note donde aparece Coltrane (solo hay un registro como lider, "Blue Train" pero hay varios más como músico de sesión) en la segunda mitad de los cincuenta y el disco del Miles Davis Quintet con John Coltrane para Columbia Records "Milestones".


           
Sonny Rollins grabando para Blue Note durante los años 50, en el Estudio de Van Gelder en Hackensack.
Estética característica de las fotos de Francis Wolf. Estas fotos se encuentran en Mosaic Records.

No obstante, la grabación musical, pese a quién le pese, tiene su parte importante de arte, no es ciencia pura. Los técnicos tienen que ayudar a definir ese sonido que el artista pretende crear, no "envasar la realidad". Y Van Gelder contribuyó a "crear" un sonido: el sonido hard-bop, su dureza, su brillo, tienen mucho en deuda con esa firma sonora, peculiar, "de aficionado", que le puso Van Gelder. Horace Silver, por ejemplo, no suena igual grabado en Columbia Records y casi se nos hace extraño de tan acostumbrados que estamos a la marca RVG.

También hay que tener en cuenta que las grabaciones clásicas de Van Gelder abarcan más de una decada, extendiendose desde la mitad de los años 50 hasta finales de los años 60. Una época que vio nacer el estereo y la alta fildelidad y durante la cual se dieron importantes avances en microfonía y electrónica de grabación. Situados en este contexto técnico podemos comprender que no es correcto comparar la calidad de las grabaciones mono de los 50 en su estudio de Hackensack con la de las grabaciones estereo producidas durante los años 60, tras su mudanza al que sigue siendo hoy en día su estudio en Englewood Cliffs.

En cualquier caso, algunos puntos débiles técnicos de una grabación pueden ser a la vez puntos fuertes artísticos. Por un lado Van Gelder parecía ajeno a preocuparse porque la saturación malograra la limpieza del sonido, pero por otro lado no "asustaba" a los baterías tratandolos como a "delincuentes": encerrandolos entre paneles o en un cuarto aparte, o en un rincón, y avisándoles de que no se dejaran llevar por el entusiasmo y le fastidiaran la grabación. Jugaba con la iluminación y la decoración del estudio para crear un ambiente relajado que ayudara a los músicos a concentrarse en su tarea específica: tocar lo mejor que pudieran. Gran parte del exito de Van Gelder se debía a que ofrecía un trato escrupulosamente profesional y sin interferir jamás en el proceso creativo de los artistas. Esta forma de ser y trabajar es la que le sirvió para que alguien tan perfeccionista como John Coltrane lo eligiera para grabar sus discos en el sello Impulse. En ese momento, Coltrane había alcanzado un alto grado de control sobre sus proyectos de grabación y su propia carrera, con lo que podemos estar seguros de que fue una decisión totalmente independiente: su ingeniero favorito. Con Van Gelder como ingeniero de grabación, la técnica siempre estaba al servicio de la creatividad musical y no colocandose en el papel más importante del proceso de creación de un disco.





EL DESCONOCIDO MUNDO DE RUDY VAN GELDER.


Para poder entender el aspecto público de este personaje: busquemos en google fotos de su estudio, información sobre cómo grababa.

Apenas hay nada. No se ofrece en una página web tipo rudyvangelder.com, donde promocione sus servicios y ofrezca un teléfono/email de contacto pese a seguir ejerciendo como ingeniero free-lance. No describe toda la cacharrería de la que dispone con vistas a animar al cliente a que le contrate. Van Gelder está en otra división, por fama y por factor de escala. Seguro que tiene la agenda de trabajo completa sin necesidad de gastar en publicidad. No estamos ante el típico estudio ultraprofesional que se alquila. Es un tipo que graba en su propio estudio y con una cartera de clientes seguramente fija. Un caso único, pocos más habrá que puedan trabajar en estas condiciones. Dificil antaño, casi imposible hoy en día.

¿Cómo llegó hasta aquí? Porque nuestro hombre empezó hace mucho mucho tiempo. Comenzó cuando las discográficas grandes disponían de sus propios estudios con su personal propio. Cuando las discográficas pequeñas grababan en estudios de alquilados a emisoras de radio. Cuando adquirir el equipamiento no era tan facil como irse de compras porque no había tiendas de "audio-profesional". Cuando había que apañarse con lo que se encontraba por ahí, reciclando equipos de la radio o del ejercito. Cuando las técnicas de grabación se aprendían de modo autodidacta. Cuando se grababa en mono. Asi era este mundillo a comienzos de los años 50.

En realidad la prehistoria del sonido RVG comienza tiempo antes. Antes de la aparición del propio Rudy, cuando a finales de los años 30 un emigrante alemán aficionado al jazz hot, Alfred Lion, grababa, con cierto exito comercial, a unos en aquel entonces populares pianistas de boogie-woogie. Estas grabaciones fueron el origen del sello Blue Note, que con el tiempo, y el permiso de Atlantic Records, sería el sello independiente más importante del mundo del jazz.

Durante los años cuarenta Blue Note pasó de grabar a músicos de jazz tradicional a ofrecer su primera oportunidad a los jovenes músicos de be-bop, lo que sería un santo y seña del estilo del sello: evolucionar conforme iban evolucionando los músicos para estar lo más cerca posible de lo más nuevo. Lo asombroso es que con este modelo de negocio sobrevivieran durante décadas. Es de suponer que lo hicieron gracias a que se mantuvieron como un negocio modesto, a base de reducidas tiradas de sus discos y control riguroso del gasto.

Siendo un sello pequeño, Blue Note no podía disponer de un estudio exclusivo y generalmente grababa en estudios de emisoras de radio alquilados (WOR Studios). Era en este entorno en el que se movía Rudy Van Gelder, un aficionado a la música y a la grabación que se ganaba la vida como optometrista. Gran parte de su tiempo libre lo dedicaba a grabar para pequeños sellos de jazz en un estudio que se había construido..... en el salón de la casa de sus padres en Hackensack, New Jersey. Fue el músico y pintor Gil Melle quien le presentó a Alfred Lion y el primer disco grabado por Van Gelder para Blue Note fue precisamente con el Gil Melle Quintet el 31 de Enero de 1953.

A partir de 1954, la etiqueta "Grabado por Rudy Van Gelder en Hackensack" fue una constante en los discos del sello Blue Note. Marca tan de la casa como las originales portadas diseñadas por Reid Miles sobre fotos tomadas por Francis Wolff. Todos los aspectos artísticos de los discos de este sello eran originales, especiales y muy cuidados. También destacaba la habilidad de Alfred Lion y de Ike Quebec, el director musical del sello, para detectar a las futuras figuras del jazz cuando aún no habían despuntado y para ofrecer unas condiciones de trabajo (ensayos remunerados, libertad en la elección de músicos y repertorio, ambiente de grabación relajado) que les permitiera explotar ese talento en potencia. Gracias a este trabajo de equipo, Van Gelder tuvo la oportunidad de grabar a un amplio elenco de figuras del jazz de la época en algunos de sus mejores momentos artísticos.

El sonido de los discos de Van Gelder de los años 50 es muy peculiar. Muy "seco" lo describen algunos. "Duro" tambien es otro término que aparece con frecuencia. Muy "real" dicen otros, de tan acostumbrados que están a este sonido. Son grabaciones en mono sin apenas ese reverb que era una de las modas de la epoca. Un sonido de dinámica recortada, intenso, sin respiro. Un sonido peculiar que dio pie a leyendas sobre este caballero serio y con gafas, que no se dejaba copiar los "trucos" (cierto), que manejaba los microfonos con guantes y no dejaba que nadie más los tocara (cierto). Alguien que borró las marcas de su equipo (cierto) y escondía su grabadora lejos de la vista de los demás (cierto).

En 1959 el exito de Van Gelder, que grababa para más sellos aparte de Blue Note, le permitió abandonar su empleo diario de optometrista y dedicarse plenamente a la grabación. Su agenda de trabajo le obligaba a ocupar el salón doméstico de la casa de sus padres de Hackensack toda la noche seis días a la semana. Estaba claro que llegaba el momento de construirse su propio estudio.


 
Fotografías del Van Gelder Studio en Englewood Cliffs tomadas de http://taktokiwa.tripod.com/MusicPhoto/RVG1.html.

La nueva ubicación de su estudio, que sigue estando en uso, es en Englewood Cliffs, New Jersey, a unos 20 minutos en coche del centro de Manhattan. Un edificio de tejado de madera, de aguas pronunciadas. Por dentro, una gran sala de grabación en forma de rombo irregular es el elemento principal del edificio. Ladrillo visto (fabricado según sus propias especificaciones, según cuenta la "leyenda") en las paredes de la sala. Bancos a los laterales de la sala para que los músicos descansen o escuchen el resultado de la grabación, sentados como si fuesen un equipo de baloncesto. La cabina de control dispuesta frente a los músicos. Y la madera del tejado, desnudo de cubierta alguna, puede verse como si de una cupula de iglesia modesta se tratara. Todo el diseño estaba orientado a la busqueda de una huella acústica a la hora de grabar, con una reverberación especial que fuese "marca de la casa". Para ajustar esta acústica a las circunstancias, empleaba paneles moviles, generando estilos sonoros distintos según el número de músicos o si el tema a grabar era rápido o una balada. Y para ayudar a la inspiración, Van Gelder dispuso de una suave iluminación graduable y de alfombrillas y plantas alrededor de la zona de grabación. Muchas veces grababa casi a oscuras, buscando con la complicidad de la sensación de nocturnidad, que el estudio se convirtiera en "un club de jazz más".


  
Interior del Van Gelder Studio.

Dentro del estilo Van Gelder, otro santo y seña es que se grababa a los músicos como si estuvieran tocando "en vivo" en un escenario. Prácticamente en linea, colocaba a los vientos (saxos, trompetas, trombones) y al batería en los extremos de esta escena, ubicando al piano y al contrabajo en su centro. Y así quedaba registrado en las pistas estereo, incluyendo el cruce de canales natural debido a que los microfonos no recogian su propia area de proximidad, sino todo el sonido de la sala. Por ejemplo, en el caso de las grabaciones de John Coltrane para el sello Impulse, Coltrane suena a la izquierda, la batería de Elvin Jones a la derecha, el contrabajo de Garrison en el centro y el piano de Tyner entre el centro y la derecha. Silenciando los canales derecho e izquierdo alternativamente se puede comprobar el cruce acústico entre Coltrane y Jones en ambos canales. En cuanto al uso de microfonía, su lema era: "Cuando para el trabajo basta con un solo micro, nunca pongo dos". En palabras de Phil Ramone (extraidas de "A Love Supreme: The Story of John Coltrane's Signature Album", del que hay disponible una edición en español):

"En mi opinión, una de las cosas que Van Gelder hizo...[...]... era dejar que la sección rítmica o el cuarteto [de Coltrane] al completo estallaran, de manera que les dejaba ser más musicales, en lugar de decir "Mirad, chicos, os tenéis que alejar un paso del micro" o "Eso suena demasiado fuerte"

En las grabaciones de Van Gelder la "imagen estereo" es una imagen de lo real, no es fabricada a base de mezcla. Van Gelder grababa directamente a dos canales y el equilibrio estereo lo conseguía ecualizando el master. No había mezcla a posteriori. ¿Qué parte del exito del sonido se debe a esta forma de grabar? Posiblemente mucha. Van Gelder no aisla a los músicos con paneles, salas y auriculares. Les permite sentirse como en un concierto en un club, escuchando de modo natural la música mientras la van haciendo al unísono. Probablemente esto facilite la expresión espontanea y relajada de los músicos. Y pese a que haya alguna merma en la calidad final de sonido, es superada con creces por la potenciación de la creación músical "en directo".

 
Más fotos de la sala de grabación del Van Gelder Studio.


Rudy Van Gelder y sus cables audiófilos.



LA RVG EDITION DE BLUE NOTE.


Un joven Van Gelder ante su torno Scully de masterización a acetato.
Tomado de http://www.allaboutjazz.com/php/article.php?id=1116

Por iniciativa de EMI-Toshiba Japan, dueño actual de la marca Blue Note Records y de sus grabaciones, durante 1998 Van Gelder inicia una serie de trabajos de remasterización a digital de las cintas analógicas de las grabaciones clásicas que él mismo efectuó en los años 50 y 60 del siglo pasado.

El objetivo del proceso es por un lado tratar de darle al sonido de estos discos otra vuelta de tuerca de "autoría". Si ya en su momento se reconoció la originalidad sonora de estas grabaciones, se pretende ahora que esta originalidad no se pierda en el proceso de digitalización. Y para esto se ha pensado que nada mejor que acudir al artifice del estilo, el propio Van Gelder. También por otro lado está el lógico objetivo de mercadotecnia que supone relanzar comercialmente unas grabaciones que ya han adquirido muchos fans en todo el mundo, ahora bajo el nuevo marchamo del toque del "artista" RVG. Vemos que aquí lo técnico, lo artístico, lo mítico y lo comercial se dan la mano en una conjunción que vuelve a llevar al aficionado a las tiendas a adquirir una vez más "ese" disco de Blakey, de Silver, de Hancock, de Dexter Gordon, de Duke Pearson, etc.

Rudy Van Gelder ahora es anunciado como un artista más del sello. Con su propia colección en la que se presentan los discos que ha remasterizado a la nueva tecnología de 24 bits empleando lo más puntero de la industria del audio. Difícil resistirse a la comparación entre lo antiguo y lo nuevo. ¿Merecerá la pena re-engrasar nuestros oidos con nuevas copias de los clásicos? ¿Redescubriremos algo nuevo? ¿Sonarán nuestros ídolos más nítidos, más claros, más dinámicos?

Para responder, aunque sea parcialmente, a estas preguntas vamos a analizar dos temas de dos clásicos Blue Note:





Matrix-hifi. Proyecto RVG: Segunda parte: Speak No Evil.